En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.
Romanos 6:5-6
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:11
Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
Hebreos 10:23
¿Quién es este Rey de la gloria?
Es el Señor Todopoderoso;
¡él es el Rey de la gloria!
Salmos 24:10
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