Para conseguir algo que nunca tuviste, tienes que hacer algo que nunca has hecho. Cuando Dios te quita algo de tu mano, El no te está castigando, sino simplemente abriendo tus manos para recibir algo mejor. Concéntrate en esta frase:
"La voluntad de Dios nunca te lleva donde la gracia de Dios no te proteja"
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