Cansado, con pocas fuerzas, con la fe a punto de desfallecer, mirando a tu alrededor como las cosas se ponen de mal en peor, deseando una pronta respuesta y hasta un milagro. El enemigo te empieza a susurrar al oído y a molestar todo el tiempo que no vales nada y quieres echar todo a por la borda. En medio de esa lucha en tu mente, entre creer y dejar de creer solo tienes una salida: rendirte a Dios, dejar en sus manos todo, dejar de luchar en tus propias fuerzas. Y arrodillarte ante los pies del maestro y decirle Señor Te Necesito, No puedo mas... Y el Señor hará todo por ti, creeme, el Señor peleará todas tus batallas.
Cansado, con pocas fuerzas, con la fe a punto de desfallecer, mirando a tu alrededor como las cosas se ponen de mal en peor, deseando una pronta respuesta y hasta un milagro. El enemigo te empieza a susurrar al oído y a molestar todo el tiempo que no vales nada y quieres echar todo a por la borda. En medio de esa lucha en tu mente, entre creer y dejar de creer solo tienes una salida: rendirte a Dios, dejar en sus manos todo, dejar de luchar en tus propias fuerzas. Y arrodillarte ante los pies del maestro y decirle Señor Te Necesito, No puedo mas... Y el Señor hará todo por ti, creeme, el Señor peleará todas tus batallas.
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